Disertación pública sobre la exposición “Emocional
– Emocional” de Ricardo Orduz Ordoñez
“Voy hacia tí, silenciosamente en la noche Tan sigiloso, tan silencioso Seré tu salvador, firme y verdadero” Rescate Emocional – Rolling Stone ¿Qué seria del mundo contemporáneo sin la vibración y poética del Rock and Roll? Se hizo justicia al otorgar el premio Nobel de literatura a Bob Dylan.
“Emotional Rescue” canción que me ayudó a reaccionar en una de mis peores crisis existenciales que viví en mi juventud, de por si toda la juventud parece estar envuelta en una crisis, que me llevó al consultorio de un siquiatra y quien al final de la conversación, me dijo tajante: que me pusiera a leer. Leí “Gargantua y Pantagruel”. E inmerso en la fantasiosa historia de la lectura se fue diluyendo aquel angustiante malestar.
¿Qué sería de los artistas sin la posibilidad de expresar a través del Arte la visión del mundo y de sí mismo?
“Emocional” es el nombre de la exposición y su autor abiertamente nos dice “que estas obras y su producción plástica son un escape a la realidad” son parte de un diálogo que se materializa en su abundante y permanente producción que le permite vislumbrar fugas, no tan solo del mundo, sino también de sí mismo.
Ese el panorama material y espiritual detrás de las obras y creo que le resulta más viable hablar de esa otra realidad, la psíquica, que teorizar o conceptualizar sobre la misma obra.
El Arte como Refugio
Voy a expresar algo que para el arte actual resulta un eufemismo ¡que bella exposición! y ¡que dignidad de la sala de exposiciones de la Alianza francesa! Nuestra ciudad se compone de una comunidad de famosos desconocidos.
Me resultó sorprendente como la ciudad y artistas desconocen la presencia de Ricardo Orduz, pese a que sus obras han estado desde hace más de treinta años en el espacio público y en salas de exposición y ahora mismo en las redes sociales como Facebook e instagram.
Este desconocimiento no afecta para nada al maestro, todo lo contrario, trata de aprovechar ese manto de desconocimiento para exponerse dentro de un bajo perfil que le permite trabajar sin el acoso de la mirada exterior, sin tener que rendir cuentas sobre sus obras que poseen un poder de atracción:
sus composiciones son precisas, el color proviene de una paleta “dulce” pero no empalagosa, la manera de fragmentar el espacio urbano es laberíntico y diáfano a la vez y pese a su condición bidimensional es abrumadora una tercera dimensión y como dice Ricardo “no sólo encarna una arquitectura, sino también un campo existencial y en esas ventanas cobijadas por la proyección de las sombras que forman parte de mis constructos me encuentro “YO”, quizá como un reflejo que se diluye entre los vidrios y transparencias de lo irreal, imaginario e inquietante que toma distancia del casi insoportable peso de lo real.
La obra se despliega hacia lo tridimensional en pliegues y formas sutiles poderosas por su minimalismo que hace que las geografías inmersas en ellas, nos trasladen a espacios donde probablemente no exista nada.
Espacios curvos, lineales, precisos aunque no fríos, espacios para deambular por atmósferas que desconectan del gris cemento, del afán ruidoso de la calle y del espejismo que asedia desde la publicidad- parte del paisaje urbano- que atrae la mirada desde el artificio del neón y del color subliminal tan difícil de eludir.
Reflexiones y Conclusiones
La ironía hace parte de la exposición con una serie de trabajos pictóricos “Only art” llevados al diseño e impresión sobre papel que encarnan un llamado de atención mediático hacia el estamento arte, no como una mercancía, sino como un lugar para el disfrute y la reflexión.
En esta serie hay espacios para el divertimento, para el bodegón, para la mancha suelta y sin conexión con el mundo figurativo que le permitan al autor hablar en ese mundo virtual de un supuesto carácter inclusivo, que pese a esa “libertad” de postear en el momento o imagen que decida el internauta; de igual forma, esta mediado por la banalidad de los contenidos, por las tendencias de moda que dejan un sabor extraño por su capacidad de opacar lo trascendente y espiritual.
Ricardo recorre sus formas y espacios en sus labores de taller y los registra desde la fotografía para hacer de estas capturas un ready made, arquitecturas encontradas que vuelven a ser recreadas desde otras configuraciones espaciales que Ricardo resuelve de una manera magistral, ya que la poesía del color, de las formas, surgen elementos dialogantes y acogedores.
En estas obras el observador interactúa para dar paso a otras dimensiones que, desde luego, no hacen parte de la realidad circundante, como lo reconoce el mismo autor, sino que son espacios oníricos, no tan sólo ideales y bellos, sino también angustiantes que juegan con las geometrías interiores y se complementan desde el poder balsámico del color y la forma.
Destaco la dignidad y cuidado de la casa que acoge la exposición, la Alianza Francesa Bucaramanga, por su compromiso y en cuyos detalles se denota el respeto no tan sólo por la obra y el artista, sino por el valor del arte.
Admiro de la cultura francesa su entrega hacia las cumbres de la humanidad como la filosofía y literatura entre otras tantas altitudes del conocimiento y que pude valorar en mi recién relectura de la “Poética de la ensoñación “de Gaston Bachelard donde queda claro el aporte a la filosofía, psicología y el arte de la libertad de la ensoñación poética.
Así como en la obra de Ricardo, que nos deja esa suerte de entrega por descifrar desde el arte sus más complejos entramados psíquicos que permanecen en la intimidad y el disfrute de viajar hacia el mismo desde sus trabajos que se desbordan más allá del abismo.